martes, 21 de mayo de 2013

NOSTALGIA


Dicen, que cuando miramos el cielo estrellado, muchas de las estrellas que vemos, han dejado de existir, pero, las vemos ahí debido a que su luz tarda millones de años en llegar a nosotros.
También, alguien dijo una vez, que si miras al pasado solo verás sombras.
Curiosamente, cuando yo miro al pasado, me ocurre lo mismo que cuando observo el Firmamento. Veo, la luz. Veo la luz extinguida ya hace mucho, de un pueblo que un día conquistó el mundo. Un pueblo, en el que nunca se ponía el sol.
Veo la luz que irradian hasta hoy, proyectada desde la noche de los tiempos, hombres como Cervantes, Quevedo, Berceo y tantos otros que con sus plumas inmortalizaron nuestro idioma: El Español.
Veo la luz que proyectaron sobre los cinco continentes hombres como Colón, Magallanes, Cortés, Pizarro, y tantos otros que arriesgaron sus vidas, que abrazaron el mestizaje, para mayor gloria de un Imperio ahora desgajado.
Veo la luz de hombres como Blas de Lezo, Almirante de la Mar Océana,  que con una guarnición de apenas dos mil hombres y una docena de barcos, y denigrado por sus gobernantes, plantó cara y derrotó a la Armada Británica, que contaba con más  de veinte mil efectivos,  impidiendo que hoy en  la América Latina, se hable inglés. Hombres, como aquellos que defendieron Filipinas, nuestro último bastión,  abandonados a su suerte por nuestros políticos, y a los que por su valor, tras rendir la guarnición, el enemigo, rindió honores. ¡Esto es Orgullo!.
Veo la luz de hombres como Ramón y Cajal, (Premio Nobel de Medicina); Isaac Peral, inventor del submarino; Juan de la Cierva, inventor del Autogiro, precursor del helicóptero, y tantos otros, arrinconados en el desván del olvido, y sin los cuales, probablemente, el mundo sería diferente.
Veo la luz de hombres como Luis Vives, humanista y  filósofo valenciano; Ortega y Gaset Filósofo y liberal, Zubíri y Aranguren filósofos, que hicieron del pensamiento un Arte, y construyeron para Minerva un nuevo nido de Moral Cristiana, sin dejar de ser laica.
Falla. Albéniz, Granados, Rodrigo, que inundaron con su música nuestras almas.
Y, cuando veo esta luz que ya sé extinguida, me invade no la nostalgia, sino la tristeza. Las lágrimas acuden a nublar mi mirada, y aparecen ante mí las sombras. Las sombras de la ingratitud, de la envidia, de la denostación, del injusto olvido al que nosotros ahora les sometemos.
Cualquier pueblo, sobre la faz de la tierra, se sentiría orgulloso de todos ellos. Cantarían sus hazañas, serían utilizados como ejemplo. Cualquier pueblo, pero no el nuestro. Nosotros los españoles, somos así.
Pero…, no creo que sea por maldad. Me niego a admitirlo. Más bien pienso, que es porque no les damos importancia. Y no se la damos, porque en cualquiera de nosotros, hay un artista, un filósofo, un conquistador o un científico.
Ese es nuestro error, creernos mejor de lo que somos.

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